El señor escuchó mis plegarias, necesitabamos un rebote a la realidad, un suculento shot directo al antebrazo, un sniffazo de fiesta, un molesto levantón de orejas. La hibernación solo nos entorpeció las articulaciones. Rogamos e imploramos por medicina auditiva urgente para un desmoralizado país en crisis de identidad. Fuimos escuchados, ese cargamento especial llegó. Thanks Lord.
De manos del libre albedrío musical, traemos uno de los mejores diskos del año, personalmente admiro demasiado a esta banda, ya que son de los pocos que se ríen de las disqueras. En sus presentaciones en vivo, regalan una muestra de su obra y no les importa si la clonas, si la cruzas con un mp3player, si la prostituyes o regalas, etc… son unos tipos que entienden perfectamente que la manera de distribuir música evolucionó.
Después del Gee Gee Fazi, el próximo disco tenía que ser alucinante e incomparable, un material perfecto y casi depurado por “big pappa”, El Señor says: enjoy the music, party on. Tiene la sensación de una fiesta interminable, un beat acelerado zig zageante perfecto para chapulines discotequeros, muchos brincos de funk sexy al compás de voces de fauna. Ben Brunin se encargó de controlar y aturdir mi cerebro con esos riffs de bajo tan darkies y poderosos que aún los sigo maquilando en mi cabeza. En la batería tenemos a Stéphane Misseghers con tarolazos muy houserosos y bailables. Sonidos electro espaciales con secuencias de piano super trippy acompañados de gritos de fiesta en una espesa jungla, la compañía ideal para el junkie de audio nocturno.
Una ecléctica selva diseñada para no descansar, un paraíso para los adictos al dance, un cohete lleno de creatividad que hará zapatear a muchas disco-ravers, un terciopelo de party futurista con poderes para lustrar cualquier tipo de calzado.
We got to pray just to make it today… (Mc Hammer).
De manos del libre albedrío musical, traemos uno de los mejores diskos del año, personalmente admiro demasiado a esta banda, ya que son de los pocos que se ríen de las disqueras. En sus presentaciones en vivo, regalan una muestra de su obra y no les importa si la clonas, si la cruzas con un mp3player, si la prostituyes o regalas, etc… son unos tipos que entienden perfectamente que la manera de distribuir música evolucionó.
Después del Gee Gee Fazi, el próximo disco tenía que ser alucinante e incomparable, un material perfecto y casi depurado por “big pappa”, El Señor says: enjoy the music, party on. Tiene la sensación de una fiesta interminable, un beat acelerado zig zageante perfecto para chapulines discotequeros, muchos brincos de funk sexy al compás de voces de fauna. Ben Brunin se encargó de controlar y aturdir mi cerebro con esos riffs de bajo tan darkies y poderosos que aún los sigo maquilando en mi cabeza. En la batería tenemos a Stéphane Misseghers con tarolazos muy houserosos y bailables. Sonidos electro espaciales con secuencias de piano super trippy acompañados de gritos de fiesta en una espesa jungla, la compañía ideal para el junkie de audio nocturno.
Una ecléctica selva diseñada para no descansar, un paraíso para los adictos al dance, un cohete lleno de creatividad que hará zapatear a muchas disco-ravers, un terciopelo de party futurista con poderes para lustrar cualquier tipo de calzado.
We got to pray just to make it today… (Mc Hammer).
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